top of page

Saltamos por sentirnos más altos unos instantes absurdos de tiempo pero que se hace infinito cuando alcanzamos unos pocos centímetros de más por encima del suelo.

Saltamos por sentir ese vértigo en el estómago no sólo mientras subimos sino también mientras bajamos.

Saltamos por un deseo irrefrenable de experimentar.

Saltamos cuando no nos conformamos, cuando necesitamos pasar página, descubrir lugares o sensaciones nuevas.

Saltamos porque las caídas son gloriosas.

Saltamos por principios, por no traicionarnos, por amor, por convicción, por adrenalina, por amistad, por pasión, por sentirnos vivos. También por miedo y deseo de huir lejos.

Saltamos por sublimarnos, por dar lo mejor de nosotros mismos, por entregarnos.

Saltamos a ciegas y sin red.

Saltamos para hallar la belleza.

Saltamos porque no lo podemos evitar.

Saltamos porque, si no, nunca sabremos qué hay al otro lado que nos recibe.

Saltamos, sí, por curiosidad.

Y porque saltar es coger impulso, flotar, volar, estrellarse, caer en tirabuzón a las tripas de la vida.

Saltar es poesía.

bottom of page